Luis Alberto ‘Lucho’ Herrera sigue conservando el aura de ídolo indiscutible de las masas,  casi 30 años de haber colgado la bicicleta para nunca jamás volver a competir. Prácticamente su presencia opaca a todos cuantos están a su alrededor.

Herrera llegó a la meta en la ciudad de Palmira para saludar en el marco de una campaña social que busca conseguir bicicletas y útiles escolares para niños de escasos recursos en algunas regiones del país.

Y en medio de tantas luminarias como Rigoberto Urán, Sergio Luis Henao, Nairo Quintana, Jarlinson Pantano, Fernando Gaviria y Darwin Atapuma, encima de sus bicicletas, acicalados y rebosantes de juventud y popularidad en redes sociales y televisión, todo el mundo corrió tras el ‘Jardinerito’, como le apodó el fallecido Julio Arrastía Bricca.

En la memoria de los colombianos sigue grabada aquella etapa 14 etapa del Tour de Francia de 1985 entre Autrans y Saint-Étienne. Herrera bajaba de un puerto de montaña con su rostro ensangrentado. Además de su victoria en el Alpe de Huez, un año antes, en el Tour de 1984.

Lo que pasa es que Herrera, brillaba en Europa y sobre todo en Colombia. Fue de la generación que abrió las puertas al mundo para los ciclistas colombianos. Pero por esos mismos efectos de globalización, fue la última camada de grandes capos que repartieron su tiempo entre nuestro país y el gran mundo del pedal.

“Bueno, sí. Lo que pasa es que los tiempos han cambiado. Pero sí tuve la posibilidad de correr en Europa y aquí, en Colombia”, dijo con serenidad Herrera a Zona Cero, mientras una fila inmensa de gente aguardaba por una foto y una niña  de 7 años se acercaba para darle un tierno beso a la mejilla.  

El beso de la niña es muestra de una suerte de ‘memoria hereditaria’ que pulula entre los padres y los hijos en torno a los grandes ídolos. La nena obviamente nunca vio correr a Herrera, pero las palabras de su padre, quien dijo que “‘Lucho’ es el más grande de todos”, emocionado y casi con lágrimas hizo dimensionar a la niña por la suma de factores sencillas: yo quiero, a quien mi papá quiere.

Sea como fuera, Herrera no despreció en lo más mínimo la generación actual de ciclistas y sobre todo la competencia a la cual se aprestaba a ver. Para ‘Lucho’, la carrera es algo que hacía falta y que da una nueva oportunidad a los corredores de la propia tierra de dejarse ver.

“Yo creo que es algo nuevo para nosotros los colombianos. Yo creo que para la Federación Colombiana de Ciclismo es algo muy bueno que haya una carrera de esta categoría en el circuito”, reseñó.

La carrera, que tiene su génesis competitiva en tierra llana ideal para los embaladores, pronto abrirá sus puertas a la media y alta montaña. El terreno donde, según el diario francés L’Équipe, era el “hombre que cuando está subiendo, parece que estuviera bajando”, gracias a su facilidad para la escalada. Por eso señala como gran favorito para la competencia al actual campeón nacional.

“Yo creo que sí. Sergio Luis Henao está como favorito y está en forma. Tiene posibilidades”, dijo sin soltar más palabras antes de proseguir su paso con una caravana de seguidores.

Era tan grande la  procesión que lo seguía y lo vitoreaba, tal y como si fuese aquella tarde en el Paseo de la Castellana, en Madrid, cuando ganó la Vuelta a España de 1987, que no deja duda que aunque el ‘Jardinerito’ no haya sido el que más victorias cosechó, hasta el fin de los tiempos estará sembrado el corazón de los aficionados como el campeón del pueblo.